viernes, 23 de noviembre de 2012

Gracias



Una tarde Danielle decidió dar un par de hamburguesas a dos niños que buscaban comida en la basura del McDonalds.  Al siguiente domingo fueron cuatro, y luego de varios domingos el gerente cerraba[1] cuando nos veía llegar con una docena de niños de San Agustín.  Danielle me propuso algo preocupante, ¡llevarlos a la casa y atenderlos allí!  Ella parecía desconocer que nos robarían y destruirían la casa.  Pero fueron 7 años maravillosos.  Miguel, Yolo, Yorky, leo, Víctor y “La China” fueron usados por Dios para hacernos entender algo poderoso.  
Génesis 1
Días 1 y 7:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.  Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.  Y dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.  Y vio Dios que la luz era buena (bella, bien); y separó Dios la luz de las tinieblas.  Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.
Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así.  E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno (bello, bien).   Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.  Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.   Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.  Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.  Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así.  Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno (bello, bien) en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.

Sabernos
Sabernos creados, bellos y con amor, por un Dios bello de amor, torna al mundo de otro color.  A nuestros niños les sobraba lastima en forma de ropa, comida y dinero, pero carecían de significado y valor.  Génesis nos dice que Dios convirtió, con su palabra, la oscuridad, el vacio y la nada de nada, en un mundo lleno de belleza, luz y vida.  Y en el centro puso su más preciado tesoro: Tú y yo.  Nos dotó con la capacidad de hablar, escuchar, decidir, pensar, amar, gozar, crear, sentir, compartir: Es decir, con la capacidad de ser un amigo.  Al alejarnos 2 milímetros de eso, nos acercamos 4 a la miseria, soledad y al “sin sentido” tan de moda en las últimas décadas.        
Les confieso que estaba realmente estresado con la idea de traer los niños a la casa.  Pensaba, -Luego de traerlos, sabrán donde encontrarnos,  traerán a otros para robarnos, hostigarnos y muchas cosas más.  Pero -¿qué puedo hacer?- me decía.   La universidad no los permite, no hay centro comunal, los restaurantes no los quieren y lo más preocupante, prometí a Dios, con nada en el bolsillo, que si me daba una casa la usaría para sus usos.  No es que sintiera que debía pagar un impuesto a Dios por su dadiva, pero comprendía que mi casa era realmente Su casa y yo era el administrador.
El sábado antes del domingo del,  ¡encueentroo!  con los niños,  Danielle me preguntó:   ¿Reinaldo que decidiste?  Le dije:   -Déjame pensarlo un poco más ¡me quedan unas cuantas horas, ¿¡no!?  Me metí al baño con uno de mis libros favoritos, estimulante, bien escrito, del Dr. Howard Hendricks.  Ya lo había leído, pero de vez en cuando lo repasaba.  Hendricks es un erudito maravilloso.  Ese día me di cuenta, que ¡nunca había leído las primeras palabras de esa edición![2]  Por lo que me dispuse a leerlo.  Dr. Hendricks decía:   “Hace años atrás, un hombre decidió reunir a un grupo de niños de su vecindario.  Niños que no tenían muchas expectativas de vida.   Los reunió cada semana y les enseño la Biblia.  El destino de esos niños cambió para siempre”.  En este punto yo pensaba:   -El ¡doctor! enseñando- pero luego,  leí la bomba:   Yo soy uno… de esos… niños…”
Dios estaba hablándome claramente, y comencé a llorar incontenible. Yo soy un gran llorador.  Salí del baño directamente a Danielle, (después de lavarme las manos) para decirle que no solo íbamos a recibir a los niños en la casa cada domingo, sino que me esforzaría porque todo lo que recibieran fuera de primera.
Se acuerdan cuando Jesús dijo:   …tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber…   Estuve sin ropa…   Entonces preguntarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber?  Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”  Bueno, yo me lo tomé bien en serio.   Saqué la vajilla, aunque después de varios platos quebrados, ellos decidieron que eran mejor los plásticos, nos sentamos en la mesa juntos, oramos y comimos buena comida como una verdadera familia, como iguales, aunque la verdad, muchas veces fuimos sus sirvientes.
Con los años, los niños nos ayudaban a limpiar la casa, a comprar la comida, cocinarla, nos daban sugerencias, manejamos bici y bailamos Rock and Roll.  Un día, como ya era tarde, decidimos montarnos en una camioneta de lujo que teníamos para vender.  Yo compraba y vendía carros usados.  La Trail Blazer estaba nuevecita, y no me pregunten ¿cómo? pero unos 14 niños se metieron junto a Danielle muy emocionados.  Volteé preguntando si el aire acondicionado estaba muy frio, pero ya todos estaban mirando por la ventana abierta y saludado a gritos a un gentío que parecían conocer.  ¡Ehhh! Care loco…   El estallido detonó cuando puse una “salsa” que hablaba de amor y empezaron a cantarla a coro.   Luego subimos, subimos y subimos hasta llegar a una planicie donde se veía parte de la ciudad, ellos tenían que seguir subiendo a pie, hasta sus casitas con piso de tierra y una o dos cosas para sentarse.  Al despedirnos se veían preocupados.  Entonces Yorki nos dijo con tono de padre:   -Cuando bajen no se paren aunque alguien les diga, ¡no lo hagan!  Yo un poco asustado dije: -OK-  Nosotros sentíamos una extraña seguridad, pues yo suelo ser nervioso.  Ese día no solo sentimos el esplendor y maravilla de vivir y servir, sino también el extra cupón de sentimos amados y protegidos por esos niños.

¿Valemos?
   ¿Cómo nos valoramos? ¿Cómo valoramos a otros?  ¿Somos algo más que un número de seguro social?  Nuestra sociedad insiste en que somos un 0 a la izquierda.   No existe Dios, no existen sus mandatos, no existe la verdad, somos animales intrascendentes, no existe lo bueno ni lo malo, “no matarás” y “no robarás” son leyes viejas, importantes, solo si me agarran.  A eminentes profesores de Harvard o la UCV, se les paga para enseñar que todo es una ilusión, que no existimos.[3]  La TV y el internet nos aseguran que no somos “bellos”,  famosos y/o poderosos y por ende no estamos en nada.   Muchos políticos dicen que no importamos individualmente, que quien importa es el “pueblo”.  Y esas afirmaciones nos hunden en la más densa miseria y depresión.  Nos convierten en verdaderos: “Niños de la calle”.
 Antes de los ’70, había relativamente pocos suicidios de adolescentes en Estados Unidos de Norteamérica, pero para los ’80 se convirtió en una de las primeras causas de muerte entre adolescentes.  Jovencitos saludables con uno de los mejores estándares de vida del mundo no le encontraban sentido a la vida.  Cientos de profesores, libros, programas y música dijeron: -Concéntrense en que no existen y se liberarán-, miles lo creyeron y prefirieron bajarse del autobús.  Esto es duro para los que invertimos la mitad de nuestros días en mantener nuestro corazón latiendo.  Pero el mundo grita tan fuerte,  que la apacible voz de Dios parece irrelevante.  Ante el alejamiento estadounidense de sus principios Orwell escribe: “Nos pasamos 200 años aserrando y aserrando y aserrando la rama en que estábamos sentados”.
Algunos lo entienden.
Los Coreanos por el contrario están saltando de la: “negación del ser” budista, a la iglesia cristiana más grande del mundo y al mismo tiempo están sufriendo de una gigante proyección económica en todos los rincones.  Pasaron de la miseria al protagonismo mundial en pocas décadas.  Si conoces los carros “Hyundai” con 5 años de garantía, los TV inteligentes 3D “LG”, o las universidades más prestigiosas,  entiendes una parte, pero si entiendes porque Corea es uno de los principales impresores de la Biblia en, por ejemplo, ¡español! entiendes lo importante.  Más de la mitad de las enseñanzas de Jesús, tienen aplicaciones económicas y funcionan.   El ex budista y exitoso empresario coreano-venezolano Sr. Kim reitera desde su limo que al entregarse a Jesucristo en su casita de zinc en el cerro, comenzó a ver todo, todo, bonito.  Yo pude apreciar lo poco que le importaba que lo llamaran despectivamente: “¡Chino!”;  Jesucristo había curado sus heridas, lo había levantado en alto y lo había hecho entender que valía hasta su última gota de sangre en la cruz.   
Es Dios, es real.
Solo Dios puede darnos una visión verdadera del mundo y nuestro lugar en él.  Desde la última de mis hospitalizaciones por insuficiencia respiratoria,  bajo diálisis,  con las secuelas de dos trasplantes de medula, con 45 Kg menos, dos terapias intensivas y lleno de  cicatrices, cayó del cielo un pensamiento claro y fresco en mí:   Voy a vivir una vida buena,  cualquiera que sea mi circunstancia.  No voy a tirar el amor de Dios, mi esposa, mi familia y mis amigos…   Dios estaba sanando mi percepción de mi mismo, y la de todo a mí alrededor.  Ese día pase de casi no caminar, a dar más de 100 vueltas diarias en mi habitación.  Es verdad,  tengo tratamientos diarios y momentos de llorar,  pero vivo también, el mejor momento de mi vida.    

Verdadera belleza
Nuestro verdadero valor hace que todo, incluyendo las tendencias estéticas sean un accesorio pasajero.  A principios del siglo XX una mujer con pechos planos era considerada sexy, hoy es lo contrario y mañana será diferente.  Pero esto aplica a cualquier característica.  El valor sostenido por la apariencia es triste y  esclavizante.  Lloré de orgullo, cuando Miss Sucre (del certamen Miss Venezuela 2012) Ingrid Smith respondió a la pregunta:   ¿Por qué no te quisiste desrizar el cabello como Osmel te sugirió?  Y la respuesta fue:   “Porque Dios me hizo así…  Soy negra…”
Tuve el privilegio de crecer junto a Ingrid en “Mi Alegría”,  la residencia estudiantil que con mi esposa administrábamos.  Solo quien conoció a Ingrid, sabe lo mucho que maduró y embelleció.  La belleza en Génesis tiene que ver con el bien, con lo bueno, es mucho más que la simple apariencia.  En este sentido, Ingrid contrasta con muchas de las radiantes jóvenes que trabajaban en nuestro Curves (gimnasio para damas) reuniendo dinero para operarse los senos y ser Miss “lo que fuera”.  Durante esos mismos años Ingrid me acompañó, muchas veces, para anunciar las buenas nuevas de Jesucristo en la universidad.  Qué buena inversión hizo esta joven con su esfuerzo.
Saben, Dios tiene varias cremas de belleza:   Las buenas nuevas hermosean el rostro”, es buenísima para la cara.  Yo de adolescente estaba acomplejado con mis pies, pero me apliqué: “cuan hermosos son los pies de los que anuncian la buenas nuevas” y ahora tengo los pies bien bonitos.  Pablo nos dice que: “Un carácter afable es mejor que un collar de perlas”.  Y en fin: “Dios hace atractivo al ser humano”[4].               
La verdad nos hace libres
Cuando compuse una canción para los niños de San Agustín, pensé que era demasiado común, pero la enseñé porque necesitábamos reforzar nuestra lección de Génesis 1.  Resultó ser todo un hit,  los niños la repetían “desesperadamente,”  como si estaban descubriendo un credo.  Dios los estaba sanando por medio de las verdades contenidas y comprobadas en ella.

Dios creó todo muy bueno
y muy bello me hizo a mí.
El creó flores, el cielo,
Las estrellas, el sol, todo aquí.
Tengo la esperanza que él obra en mí.
Dándome razón para vivir.
Por la calle puedo cantar y reír.
Con razón, para vivir.
Coro:   //Me ha hecho cantar; reír y bailar.
Dándome razón para vivir //
             
La vida es bella y tiene significado, no porque tengamos títulos, dinero, automóviles, cuerpos esculturales, buena salud o mentes brillantes.  Tiene significado por el amor de nuestro creador en nosotros.  Como Dios ES, nos ha hecho ser y por ende todo… desde cepillarse los dientes hasta ganar un premio Nobel, tiene valor y sentido.  Ese entendimiento transforma mendigos en  príncipes felices.  Cambiar nuestra manera de pensar es lo único que puede cambiar nuestra manera de vivir.  No lo podemos olvidar,  Dios dijo:   Sea la luz. Y hubo luz. Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y fuimos creados, buenos, bellos en gran manera.  Hoy, día de acción de gracias, lleno de tantos compromisos, sería bueno también dar gracias.


[1] Llegábamos como a 5 minutos de cerrar, 8:55 p.m.


[3] No le deberían pagar a alguien que no existe.

[4] Pastor:   Duglas Rojas, querido y recordado compañero de clases en el seminario.  Ya está con el Señor.

jueves, 26 de abril de 2012

No temas, rebaño pequeño


A Danielle y a mí nos gusta escuchar a Julieta Venegas, pero de vez en cuando, sus letras son deprimentes.  Por ejemplo:   “El presente es lo único que tengo,” deja ver un pesimismo hacia el futuro y un menosprecio hacia el pasado.  Los cristianos pensamos diferente a Julieta, y estamos muy felices con los tres tiempos verbales.  La historia nos habla de nuestro salvador en la cruz.  En el presente liberamos una batalla donde ya somos: “más que vencedores.”    Y el futuro es lo mejor, la eternidad es el más sabroso banquete del universo,  atendido por su propio dueño.  Por eso debe ser que Pablo nos repite “regocijaos, (Alegraos)”  porque no tenemos manera de perder, estamos blindados.  El presente no es lo único que tenemos, lo mejor viene en camino.
Hipocresía, avaricia y ansiedad están interconectadas por un común denominador.  El remedio para estos tres males es mucho mejor que un té de manzanilla.  La esperanza de un futuro mejor es una cura poderosísima.  Según Jesús, somos hipócritas en la medida en que tenemos miedo y el miedo se disipa en la medida en que nos sabemos resguardados por el Señor.  Somos avaros en la medida en que no logramos ver las riquezas del cielo, y tratamos de aminorar nuestros miedos e inseguridades con cosas.  Sufrimos de ansiedad y estrés en la medida en que desconfiamos de la eficiencia de Dios.  Ante todo esto,  el Señor nos repite incansablemente,  no teman.  Cuando logramos ver hacia la eternidad junto con los que “aman la venida del Señor,”  llegamos a ser a prueba de balas.     
Lucas 12
 1En estas circunstancias, cuando una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
    2Y nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse.
    3Por lo cual, todo lo que habéis dicho en la oscuridad se oirá a la luz, y lo que habéis susurrado en las habitaciones interiores, será proclamado desde las azoteas.
    4Y yo os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen más nada que puedan hacer.
    5Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!
    6¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Y sin embargo, ni uno de ellos está olvidado ante Dios.
    7Es más, aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.  No temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
    8Y os digo, que a todo el que me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre le confesará también ante los ángeles de Dios;
    9pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
    10Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
    11Y cuando os lleven a las sinagogas y ante los gobernantes y las autoridades, no os preocupéis de cómo o de qué hablaréis en defensa propia, o qué vais a decir;
    12porque el Espíritu Santo en esa misma hora os enseñará lo que debéis decir.
 13Uno de la multitud le dijo: Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo.
    14Pero El le dijo: ¡Hombre! ¿Quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros?
    15Y les dijo: Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes.
    16También les refirió una parábola, diciendo: La tierra de cierto hombre rico había producido mucho.
    17Y pensaba dentro de sí, diciendo: "¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?"
    18Entonces dijo: "Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes.
    19"Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete."
    20Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?"
    21Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.
 22Y dijo a sus discípulos: Por eso os digo: No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis.
    23Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa.
    24Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; no tienen bodega ni granero, y sin embargo, Dios los alimenta; ¡cuánto más valéis vosotros que las aves!
    25¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?
    26Si vosotros, pues, no podéis hacer algo tan pequeño, ¿por qué os preocupáis por lo demás?
    27Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.
    28Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe!
    29Vosotros, pues, no busquéis qué habéis de comer, ni qué habéis de beber, y no estéis preocupados.
    30Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas.
    31Mas buscad su reino, y estas cosas os serán añadidas.
    32No temas, rebaño pequeño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino.
    33Vended vuestras posesiones y dad limosnas; haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro en los cielos que no se agota, donde no se acerca ningún ladrón ni la polilla destruye.
    34Porque donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón.
 35Estad siempre preparados y mantened las lámparas encendidas,
    36y sed semejantes a hombres que esperan a su señor que regresa de las bodas, para abrirle tan pronto como llegue y llame.
    37Dichosos aquellos siervos a quienes el señor, al venir, halle velando; en verdad os digo que se ceñirá para servir, y los sentará a la mesa, y acercándose, les servirá.
    38Y ya sea que venga en la segunda vigilia, o aun en la tercera, y los halla así, dichosos son aquellos siervos.
    39Podéis estar seguros de que si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora iba a venir el ladrón, no hubiera permitido que entrara en su casa.
    40Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis.[i]
            En la medida en que el Espíritu Santo nos hace ver hacia la eternidad, las cosas de este mundo van tomando otro lugar.  Comenzamos a ver las riquezas de este mundo como una herramienta que nos permite invertir en lo eterno.  Ser creyente y rico no es un pecado, sino miren a Abraham..    Poseer cosas es una responsabilidad ante Dios, pues somos sus administradores.  “De Dios es la tierra y su plenitud y todos los que en ella habitan.”  Si leemos cuidadosamente el pasaje nos damos cuenta de que no habla en contra de las riquezas o el trabajo.  Abraham fue uno de los hombres más ricos de su época.  Dios le dijo a Abraham: “te bendeciré para que tú seas de bendición a otros.”   Así como la mujer virtuosa hace negocios,  trabaja con gozo y siempre tiene para ayudar a otros.   No sé tu, pero yo me la tiro de dueño con mucha frecuencia y entonces me agarra un estrés de los pies a la cabeza.  Yo creo que eso fue lo que le paso a Nabucodonosor cuando se volvió loco, después de decir “este gran reino que yo he construido.”  El hombre perdió la perspectiva correcta.
            Por todo lo anterior les recomiendo escuchar una de Juan Luis Guerra que dice:   “Something good is coming to my life.”  (Algo bueno viene a mi vida).  Jesús nos enseña que no debemos tener miedo.  Los problemas económicos, sociales, de salud o un “ligaito” de todos los anteriores,  no deben representar una angustia para nosotros.  Debemos saber que el futuro, pase lo que pase, será mejor.  No le tenemos miedo a la gente, las amamos y mientras peor sean, más las amamos.  En el versículo 10 uno puede apreciar ese tipo de amor entre El Espíritu Santo  y Jesús.  Me hace recordar cuando yo peleaba en mi escuelita.  Jesús dice:   -a mi hazme lo que  quieras, si quieres me crucificas,  pero con el Espíritu Santo no te metas,  porque allí si nos las vamos a ver feas-.  El “pecado imperdonable” es hablar mal en contra de aquel que con amor nos sigue invitando tiernamente a la fiesta de la salvación.  Si logramos mirar bien al frente nos daremos cuenta de que hay una sola persona a quien debemos temer, al juez supremo, quien es Dios.   
Mirar al futuro con esperanza tiene varios beneficios prácticos.  Uno de ellos es poder vivir la vida sin los asaros que ella nos presenta.  Podemos decirle adiós al estrés, sentarnos en una silla y comernos un mango poco a poco.  “Los asuntos de esta vida no nos enredan.”   ¿Pero cómo se hace eso?  Bueno, con ron y vainilla.  Para comenzar las planillas de depósito  del cielo y las bolsas eternas se consiguen en el cielo sin tener que hacer fila.  Mirar la creación de Dios con un sentido de adoración y gratitud.  Estar convencidos  de que lo que dice el himno es verdad  “nada nos falta pues todo provee.”   Vivir agradecidos por lo que tenemos.  Cuando tengo problemas insoportables miro por un rato al cielo o me voy a las playas de Galveston y entonces me quedo mirando un rato.  Comienzo a tomar la perspectiva correcta,  comienzo a recordar que mi Dios “tiene todos los mares en la palma de su mano.”  Mis problemas comienzan a tornarse pequeños y finalmente comienzo a orar por los problemas de otros.
            La vainilla son los ojos buenos.  “Los ojos buenos” acostumbran  ver hacia el cielo.  Cuando entro a un centro comercial, los ojos comienzan a trabajar con mi cerebro y mis emociones y de repente “necesito” un pocote de cosas,  que unos minutos antes ni siquiera deseaba.  Entonces doy a luz la codicia, que de no pararla a tiempo,  pronto me hace miserable.  Pero cuando amamos la venida de nuestro Señor Jesucristo empezamos a administrar cada grano de maíz con excelencia.    Les invito a guardar en bolsas que no se rompen.   Los demás “detalles,” como por ejemplo la vida, Él los proveerá, muchas veces con nuestro esfuerzo y otras veces sin haber hecho nada.   Un día pasó el heladero con su carrito y sus campanitas, y  yo salí rápido para comprar un helado. Me encontré con un heladero feliz,  atendía con distinción y buenos modales,  súper flexible y hasta la manera de cobrar y dar el cambio era cordial.  De repente yo lo sabía,  tenía que ser, y le pregunte:   ¿Tú eres cristiano?    y me dijo:  -si-  abriendo la boca con gusto.  No vivas para el carrito de helados que lo que viene es enorme.        


[i] Lucas 12 LBLA.