viernes, 23 de noviembre de 2012

Gracias



Una tarde Danielle decidió dar un par de hamburguesas a dos niños que buscaban comida en la basura del McDonalds.  Al siguiente domingo fueron cuatro, y luego de varios domingos el gerente cerraba[1] cuando nos veía llegar con una docena de niños de San Agustín.  Danielle me propuso algo preocupante, ¡llevarlos a la casa y atenderlos allí!  Ella parecía desconocer que nos robarían y destruirían la casa.  Pero fueron 7 años maravillosos.  Miguel, Yolo, Yorky, leo, Víctor y “La China” fueron usados por Dios para hacernos entender algo poderoso.  
Génesis 1
Días 1 y 7:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.  Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.  Y dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.  Y vio Dios que la luz era buena (bella, bien); y separó Dios la luz de las tinieblas.  Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.
Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así.  E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno (bello, bien).   Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra.  Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.   Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.  Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento.  Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así.  Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno (bello, bien) en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.

Sabernos
Sabernos creados, bellos y con amor, por un Dios bello de amor, torna al mundo de otro color.  A nuestros niños les sobraba lastima en forma de ropa, comida y dinero, pero carecían de significado y valor.  Génesis nos dice que Dios convirtió, con su palabra, la oscuridad, el vacio y la nada de nada, en un mundo lleno de belleza, luz y vida.  Y en el centro puso su más preciado tesoro: Tú y yo.  Nos dotó con la capacidad de hablar, escuchar, decidir, pensar, amar, gozar, crear, sentir, compartir: Es decir, con la capacidad de ser un amigo.  Al alejarnos 2 milímetros de eso, nos acercamos 4 a la miseria, soledad y al “sin sentido” tan de moda en las últimas décadas.        
Les confieso que estaba realmente estresado con la idea de traer los niños a la casa.  Pensaba, -Luego de traerlos, sabrán donde encontrarnos,  traerán a otros para robarnos, hostigarnos y muchas cosas más.  Pero -¿qué puedo hacer?- me decía.   La universidad no los permite, no hay centro comunal, los restaurantes no los quieren y lo más preocupante, prometí a Dios, con nada en el bolsillo, que si me daba una casa la usaría para sus usos.  No es que sintiera que debía pagar un impuesto a Dios por su dadiva, pero comprendía que mi casa era realmente Su casa y yo era el administrador.
El sábado antes del domingo del,  ¡encueentroo!  con los niños,  Danielle me preguntó:   ¿Reinaldo que decidiste?  Le dije:   -Déjame pensarlo un poco más ¡me quedan unas cuantas horas, ¿¡no!?  Me metí al baño con uno de mis libros favoritos, estimulante, bien escrito, del Dr. Howard Hendricks.  Ya lo había leído, pero de vez en cuando lo repasaba.  Hendricks es un erudito maravilloso.  Ese día me di cuenta, que ¡nunca había leído las primeras palabras de esa edición![2]  Por lo que me dispuse a leerlo.  Dr. Hendricks decía:   “Hace años atrás, un hombre decidió reunir a un grupo de niños de su vecindario.  Niños que no tenían muchas expectativas de vida.   Los reunió cada semana y les enseño la Biblia.  El destino de esos niños cambió para siempre”.  En este punto yo pensaba:   -El ¡doctor! enseñando- pero luego,  leí la bomba:   Yo soy uno… de esos… niños…”
Dios estaba hablándome claramente, y comencé a llorar incontenible. Yo soy un gran llorador.  Salí del baño directamente a Danielle, (después de lavarme las manos) para decirle que no solo íbamos a recibir a los niños en la casa cada domingo, sino que me esforzaría porque todo lo que recibieran fuera de primera.
Se acuerdan cuando Jesús dijo:   …tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber…   Estuve sin ropa…   Entonces preguntarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber?  Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”  Bueno, yo me lo tomé bien en serio.   Saqué la vajilla, aunque después de varios platos quebrados, ellos decidieron que eran mejor los plásticos, nos sentamos en la mesa juntos, oramos y comimos buena comida como una verdadera familia, como iguales, aunque la verdad, muchas veces fuimos sus sirvientes.
Con los años, los niños nos ayudaban a limpiar la casa, a comprar la comida, cocinarla, nos daban sugerencias, manejamos bici y bailamos Rock and Roll.  Un día, como ya era tarde, decidimos montarnos en una camioneta de lujo que teníamos para vender.  Yo compraba y vendía carros usados.  La Trail Blazer estaba nuevecita, y no me pregunten ¿cómo? pero unos 14 niños se metieron junto a Danielle muy emocionados.  Volteé preguntando si el aire acondicionado estaba muy frio, pero ya todos estaban mirando por la ventana abierta y saludado a gritos a un gentío que parecían conocer.  ¡Ehhh! Care loco…   El estallido detonó cuando puse una “salsa” que hablaba de amor y empezaron a cantarla a coro.   Luego subimos, subimos y subimos hasta llegar a una planicie donde se veía parte de la ciudad, ellos tenían que seguir subiendo a pie, hasta sus casitas con piso de tierra y una o dos cosas para sentarse.  Al despedirnos se veían preocupados.  Entonces Yorki nos dijo con tono de padre:   -Cuando bajen no se paren aunque alguien les diga, ¡no lo hagan!  Yo un poco asustado dije: -OK-  Nosotros sentíamos una extraña seguridad, pues yo suelo ser nervioso.  Ese día no solo sentimos el esplendor y maravilla de vivir y servir, sino también el extra cupón de sentimos amados y protegidos por esos niños.

¿Valemos?
   ¿Cómo nos valoramos? ¿Cómo valoramos a otros?  ¿Somos algo más que un número de seguro social?  Nuestra sociedad insiste en que somos un 0 a la izquierda.   No existe Dios, no existen sus mandatos, no existe la verdad, somos animales intrascendentes, no existe lo bueno ni lo malo, “no matarás” y “no robarás” son leyes viejas, importantes, solo si me agarran.  A eminentes profesores de Harvard o la UCV, se les paga para enseñar que todo es una ilusión, que no existimos.[3]  La TV y el internet nos aseguran que no somos “bellos”,  famosos y/o poderosos y por ende no estamos en nada.   Muchos políticos dicen que no importamos individualmente, que quien importa es el “pueblo”.  Y esas afirmaciones nos hunden en la más densa miseria y depresión.  Nos convierten en verdaderos: “Niños de la calle”.
 Antes de los ’70, había relativamente pocos suicidios de adolescentes en Estados Unidos de Norteamérica, pero para los ’80 se convirtió en una de las primeras causas de muerte entre adolescentes.  Jovencitos saludables con uno de los mejores estándares de vida del mundo no le encontraban sentido a la vida.  Cientos de profesores, libros, programas y música dijeron: -Concéntrense en que no existen y se liberarán-, miles lo creyeron y prefirieron bajarse del autobús.  Esto es duro para los que invertimos la mitad de nuestros días en mantener nuestro corazón latiendo.  Pero el mundo grita tan fuerte,  que la apacible voz de Dios parece irrelevante.  Ante el alejamiento estadounidense de sus principios Orwell escribe: “Nos pasamos 200 años aserrando y aserrando y aserrando la rama en que estábamos sentados”.
Algunos lo entienden.
Los Coreanos por el contrario están saltando de la: “negación del ser” budista, a la iglesia cristiana más grande del mundo y al mismo tiempo están sufriendo de una gigante proyección económica en todos los rincones.  Pasaron de la miseria al protagonismo mundial en pocas décadas.  Si conoces los carros “Hyundai” con 5 años de garantía, los TV inteligentes 3D “LG”, o las universidades más prestigiosas,  entiendes una parte, pero si entiendes porque Corea es uno de los principales impresores de la Biblia en, por ejemplo, ¡español! entiendes lo importante.  Más de la mitad de las enseñanzas de Jesús, tienen aplicaciones económicas y funcionan.   El ex budista y exitoso empresario coreano-venezolano Sr. Kim reitera desde su limo que al entregarse a Jesucristo en su casita de zinc en el cerro, comenzó a ver todo, todo, bonito.  Yo pude apreciar lo poco que le importaba que lo llamaran despectivamente: “¡Chino!”;  Jesucristo había curado sus heridas, lo había levantado en alto y lo había hecho entender que valía hasta su última gota de sangre en la cruz.   
Es Dios, es real.
Solo Dios puede darnos una visión verdadera del mundo y nuestro lugar en él.  Desde la última de mis hospitalizaciones por insuficiencia respiratoria,  bajo diálisis,  con las secuelas de dos trasplantes de medula, con 45 Kg menos, dos terapias intensivas y lleno de  cicatrices, cayó del cielo un pensamiento claro y fresco en mí:   Voy a vivir una vida buena,  cualquiera que sea mi circunstancia.  No voy a tirar el amor de Dios, mi esposa, mi familia y mis amigos…   Dios estaba sanando mi percepción de mi mismo, y la de todo a mí alrededor.  Ese día pase de casi no caminar, a dar más de 100 vueltas diarias en mi habitación.  Es verdad,  tengo tratamientos diarios y momentos de llorar,  pero vivo también, el mejor momento de mi vida.    

Verdadera belleza
Nuestro verdadero valor hace que todo, incluyendo las tendencias estéticas sean un accesorio pasajero.  A principios del siglo XX una mujer con pechos planos era considerada sexy, hoy es lo contrario y mañana será diferente.  Pero esto aplica a cualquier característica.  El valor sostenido por la apariencia es triste y  esclavizante.  Lloré de orgullo, cuando Miss Sucre (del certamen Miss Venezuela 2012) Ingrid Smith respondió a la pregunta:   ¿Por qué no te quisiste desrizar el cabello como Osmel te sugirió?  Y la respuesta fue:   “Porque Dios me hizo así…  Soy negra…”
Tuve el privilegio de crecer junto a Ingrid en “Mi Alegría”,  la residencia estudiantil que con mi esposa administrábamos.  Solo quien conoció a Ingrid, sabe lo mucho que maduró y embelleció.  La belleza en Génesis tiene que ver con el bien, con lo bueno, es mucho más que la simple apariencia.  En este sentido, Ingrid contrasta con muchas de las radiantes jóvenes que trabajaban en nuestro Curves (gimnasio para damas) reuniendo dinero para operarse los senos y ser Miss “lo que fuera”.  Durante esos mismos años Ingrid me acompañó, muchas veces, para anunciar las buenas nuevas de Jesucristo en la universidad.  Qué buena inversión hizo esta joven con su esfuerzo.
Saben, Dios tiene varias cremas de belleza:   Las buenas nuevas hermosean el rostro”, es buenísima para la cara.  Yo de adolescente estaba acomplejado con mis pies, pero me apliqué: “cuan hermosos son los pies de los que anuncian la buenas nuevas” y ahora tengo los pies bien bonitos.  Pablo nos dice que: “Un carácter afable es mejor que un collar de perlas”.  Y en fin: “Dios hace atractivo al ser humano”[4].               
La verdad nos hace libres
Cuando compuse una canción para los niños de San Agustín, pensé que era demasiado común, pero la enseñé porque necesitábamos reforzar nuestra lección de Génesis 1.  Resultó ser todo un hit,  los niños la repetían “desesperadamente,”  como si estaban descubriendo un credo.  Dios los estaba sanando por medio de las verdades contenidas y comprobadas en ella.

Dios creó todo muy bueno
y muy bello me hizo a mí.
El creó flores, el cielo,
Las estrellas, el sol, todo aquí.
Tengo la esperanza que él obra en mí.
Dándome razón para vivir.
Por la calle puedo cantar y reír.
Con razón, para vivir.
Coro:   //Me ha hecho cantar; reír y bailar.
Dándome razón para vivir //
             
La vida es bella y tiene significado, no porque tengamos títulos, dinero, automóviles, cuerpos esculturales, buena salud o mentes brillantes.  Tiene significado por el amor de nuestro creador en nosotros.  Como Dios ES, nos ha hecho ser y por ende todo… desde cepillarse los dientes hasta ganar un premio Nobel, tiene valor y sentido.  Ese entendimiento transforma mendigos en  príncipes felices.  Cambiar nuestra manera de pensar es lo único que puede cambiar nuestra manera de vivir.  No lo podemos olvidar,  Dios dijo:   Sea la luz. Y hubo luz. Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y fuimos creados, buenos, bellos en gran manera.  Hoy, día de acción de gracias, lleno de tantos compromisos, sería bueno también dar gracias.


[1] Llegábamos como a 5 minutos de cerrar, 8:55 p.m.


[3] No le deberían pagar a alguien que no existe.

[4] Pastor:   Duglas Rojas, querido y recordado compañero de clases en el seminario.  Ya está con el Señor.

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